31 de marzo de 1983 Jueves Santo…Eran poco menos de las 9 de la mañana… Íbamos hacia el aeropuerto de Machángara, hoy “Guillermo León valencia” a esperar el avión de intercontinental procedente de Bogotá con pasajeros que llegaban a participar de la Semana Santa de Jueves y Viernes Santos para entregarles una revista turística que edité con mis cesantías por haber trabajado 14 años en Caracol…Entrando al aeropuerto, un remesón nos sacó de la calzada e hizo subir a la zona verde… ¿No comprendíamos que pasaba en ese momento…Se le quebró la dirección al carro o qué sucedió?… En segundos supimos que había temblado, que los bloques Pubenza se aplastaban como castillos de naipe, que en el centro de la ciudad salían columnas de humo, pero era el polvo de las edificaciones como la Catedral, que habían sucumbido a los 18 segundos que duró el último terremoto de Popayán.
Desde ahí siguieron réplicas telúricas que cesaron a los 8 días, salieron turbas a saquear y asaltar, salió a flote la situación asfixiante que vivía Popayán, sus viejas casonas de adobe en el suelo, carpas por todo lado y ayudas que nunca se supo a quienes beneficiaron realmente…Hubo créditos BCH de emergencia para reconstruir plata que pocos reintegraron… Nos quedó de entonces el terremoto social que preconicé en una entrevista que concedía para el Diario El Caleño… Y eso lo hemos visto, porque Popayán se llenó de foráneos, detrás de las ayudas del gobierno formándose invasiones, tugurios aumentando notablemente la población. Teníamos el 31 de marzo de 1983, 65 barrios hoy sobrepasan los 300… Más necesidades de empleo, vivienda, salud, servicios públicos y otras que a medias se han solucionado.
Hoy Popayán explota socialmente…En este aislamiento preventivo obligatorio bien puede verse la gran miseria humana que esconde Popayán y que ahora sale a flote como cuando el terremoto físico.
De todo esto nos preocupa saber que los dirigentes de la oligarquía de Popayán que ostentaban el poder político desaparecieron, quizá, ante la grande responsabilidad de reconstruir a Popayán física y socialmente, política y administrativamente, económica y culturalmente… Llegaron gentes de otros municipios, asumiendo el control político, pero no han hecho lo debido por el progreso y las soluciones esperadas por gente desvalida de la fortuna y las oportunidades… Han sido inferiores a las expectativas sembradas en las campañas políticas…Han faltado alcaldes y Concejales idóneos, probos y honestos con la ciudad. En estos 37 años, con una pandemia encima y un aislamiento que obliga a reflexionar, esperamos que desde el 2021 se fundamente un futuro promisorio para Popayán…Es la tarea que debe emprenderse tras el coronavirus. –
Hemberth Javith Paz Gómez