Luis Ferney Mejía, un indígena emberá desplazado de Timbiquí, Cauca, ha transformado la cestería tradicional de su comunidad en un modelo de negocio exitoso a nivel internacional.
Su creación estrella, el canasto ‘cuatro tetas’, no solo rescata elementos culturales ancestrales, sino que se ha convertido en un objeto de lujo que se vende en tiendas exclusivas como Bergdorf Goodman en Estados Unidos y Harrods en Londres, además de países como España, Suiza, Francia, México y Uruguay.
Un camino impulsado por la resiliencia
Tras el asesinato de su hermano menor y el desplazamiento forzado de su familia, Mejía encontró en la cestería un propósito para impulsar el desarrollo económico de su comunidad eperara siapidaara, una rama minoritaria de la etnia emberá. Establecidos en Guapi, Cauca, Mejía y 16 familias de su grupo comenzaron a transformar su arte ancestral en un oficio que ahora incluye a hombres, mujeres y niños.
“Entendimos que la cestería es un trabajo de toda la familia. Es de lo que vivimos”, asegura Mejía.
Quien lidera la empresa Tradición Entretejida Artesanías. Este proyecto ha logrado diversificar los diseños, tamaños y colores de las piezas, con inspiración en elementos naturales y leyendas indígenas.
El canasto ‘cuatro tetas’, pieza insignia de su emprendimiento, está inspirado en las cestas recolectoras que los hombres emberá elaboraban con hojas y ramas durante recorridos por la selva. Su diseño distintivo, con formas que asemejan senos en cada esquina, ha capturado la atención de diseñadores como Johanna Ortiz, quien lo incluyó en sus colecciones.
El proceso de elaboración es meticuloso: un canasto decorativo de un metro puede tomar hasta 30 días en completarse. Los colores provienen de elementos naturales como flores, raíces y arcillas, y los diseños están impregnados de referencias a la flora, fauna y el entorno selvático de su tierra natal.
Preservando la cultura emberá
Más allá de la cestería, Mejía también trabaja por la conservación de su lengua nativa, en peligro de desaparecer frente al uso cotidiano del español. Aunque no cuentan con escuelas formales para enseñarla, las familias promueven su transmisión oral entre los niños.
“Vivo muy orgulloso de mis raíces y de mi etnia. Busco honrar nuestra cultura y forma de vida”, afirma.
Quien considera que este emprendimiento no solo mejora el nivel de vida de su comunidad, sino que también preserva la identidad cultural del pueblo emberá.
Luis Ferney Mejía ha demostrado que el arte tradicional puede ser un puente entre la herencia cultural y el desarrollo económico. Con sus canastos, que combinan historia y creatividad, Mejía lleva al mundo una pieza del alma de los emberá, manteniendo viva una tradición que sigue tejiendo el futuro de su comunidad.
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