La reciente firma del decreto ATEA (Autoridad Territorial Económica y Ambiental) por parte del Gobierno de Gustavo Petro, representa un paso significativo hacia el reconocimiento de los derechos ancestrales de los pueblos indígenas, particularmente para las comunidades del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC). Este instrumento legal, que establece 13 principios fundamentales basados en la cosmovisión indígena y la Constitución de 1991, donde se busca otorgar mayor autonomía a las comunidades en la gestión de sus territorios y recursos naturales. Sin embargo, la implementación de este decreto no está exenta de preocupaciones.
Un aspecto sobresaliente del decreto es la autodeterminación y la soberanía alimentaria, que son esenciales para el desarrollo y la preservación de la cultura indígena. Sin embargo, la delimitación de los territorios donde se aplicará este nuevo ordenamiento, es de gran preocupación y ya ha generado cuestionamientos. Las comunidades campesinas y afrocolombianas han prendido sus alarmas ante la posibilidad que el CRIC amplié las zonas límites y lesione sus derechos, lo que podría resultar en conflictos territoriales, sociales y de violencia.
La necesidad de diálogo entre las comunidades
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Importante crear mecanismos de diálogo efectivo entre todos los actores del Cauca: líderes Misak, comunidades negras y afrocolombianas, @ANUC_COLOMBIA, asociaciones campesinas, @asocana, empresarios y autoridades locales.
Con el Decreto ATEA (1094/24), las comunidades indígenas… pic.twitter.com/ri36D6DQ0G
— Miguel Samper Strouss (@MiguelSamperS) September 3, 2024
Implicaciones para la seguridad y el orden público
La preocupación por el desplazamiento y la exclusión de comunidades no indígenas, es válida y debe ser abordada con seriedad. La historia de Colombia está marcada por luchas por la tierra, el decreto ATEA podría reavivar viejas disputas si no se establecen mecanismos claros de diálogo y coordinación entre las diferentes comunidades.
Además, las implicaciones para la seguridad y el orden público son un tema que no puede ser ignorado. En un país que ha vivido décadas de conflicto armado, cualquier cambio en la estructura de poder territorial debe ser manejado con cautela para evitar que se convierta en un foco de violencia.
El decreto ATEA es, sin duda, un hito en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas en Colombia. Sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad del gobierno y de las comunidades involucradas para trabajar juntos en la construcción de un marco que garantice la convivencia pacífica y el respeto a los derechos de todos.
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