Este viernes 10 de enero. Nicolás Maduro asumió oficialmente su tercer mandato como presidente de Venezuela durante una ceremonia privada celebrada en la sede de la Asamblea Nacional. El acto, que se llevó a cabo a puerta cerrada, fue presidido por Jorge Rodríguez, quien es el actual presidente del poder legislativo venezolano.
En su discurso, Rodríguez destacó que la ceremonia se desarrolló en el marco de la legislación vigente. A pesar de la controversia política que ha marcado las elecciones presidenciales de 2024.
Un compromiso con la paz y la nueva democracia
Maduro, al momento de juramentarse, expresó su plena conciencia sobre la responsabilidad que asumía al frente del país.
«Juro que haré respetar la constitución, que haré cumplir sus mandatos, obligaciones de la República y que este nuevo período será de paz, igualdad y nueva democracia. Lo juro por la historia y por mi vida», dijo el mandatario.
#Venezuela #PolíticaInternacional | 📌🇻🇪 Así juramentó Maduro su tercer mandato en Venezuela: polémicas y promesas de prosperidad. pic.twitter.com/Vg2b8xxYuy
— Meridiano Regional (@MeridianoR_CO) January 10, 2025
Además, resaltó que cumplía con el mandato popular de los venezolanos. Reafirmando su intención de seguir impulsando el «proyecto político» que ha llevado adelante durante los últimos años.
A pesar de las denuncias de fraude electoral por parte de la oposición, que reivindica la victoria de Edmundo González en las elecciones del 28 de julio de 2024. Nicolás Maduro fue investido en una sesión realizada en el emblemático Salón Elíptico de la Asamblea Nacional. La oposición, que asegura que González obtuvo el 70% de los votos. Rechaza los resultados oficiales dados a conocer por el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el oficialismo, que afirma que Maduro obtuvo el 52% de los votos. Estas denuncias de fraude y manipulación electoral han provocado tensiones políticas y un rechazo generalizado de los resultados entre varios sectores del país.
El acto de investidura se produjo en medio de tensiones políticas, un día después de que María Corina Machado, líder opositora. Fuera detenida brevemente tras convocar protestas contra la toma de posesión de Maduro. Muchos vieron la detención de Machado como un intento de silenciar la disidencia, y las protestas se extendieron por diversas ciudades de Venezuela en rechazo al proceso electoral. A pesar de la presión de la oposición. Maduro afirmó que su gobierno continuará adelante con sus políticas, y ratificó su postura de que las elecciones fueron transparentes y legítimas.
La asistencia de pocos mandatarios internacionales
La ceremonia estuvo marcada por la ausencia de la mayoría de los presidentes latinoamericanos. Muchos de los cuales han manifestado dudas sobre la legalidad del proceso electoral en Venezuela. Los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y de Nicaragua, Daniel Ortega, fueron los únicos mandatarios regionales en asistir a la toma de posesión, lo que contrasta con el aislamiento diplomático que enfrenta el gobierno de Maduro.
Por otro lado, varios países, incluidos Brasil y Colombia. Rechazaron oficialmente los resultados de las elecciones presidenciales y optaron por no enviar representantes a la ceremonia. Entre las naciones que cuestionan el proceso electoral figuran Estados Unidos, Canadá y buena parte de la Unión Europea, quienes continúan pidiendo la restauración de la democracia en Venezuela y el respeto por los derechos humanos.
Desde el gobierno venezolano, se celebró la investidura como un acto legítimo respaldado por el pueblo y la Constitución del país. No obstante, el reconocimiento internacional ha sido escaso y muchos países continúan deteriorando las relaciones diplomáticas. Mientras tanto, dentro de Venezuela, sectores leales al gobierno de Maduro expresaron su apoyo y su confianza en que este tercer mandato traerá estabilidad y progreso económico, a pesar de los desafíos que enfrenta el país debido a la crisis humanitaria, la hiperinflación y la escasez de productos básicos.
Con Nicolás Maduro nuevamente en el poder, el futuro de Venezuela sigue siendo incierto. Las expectativas de cambio son mínimas para muchos venezolanos que han emigrado en masa debido a la crisis económica y política, mientras que otros esperan que el gobierno de Maduro logre superar los retos que enfrenta el país, como la recuperación de la economía, la resolución de la crisis humanitaria y el restablecimiento de la confianza en las instituciones. Sin embargo, las profundas divisiones políticas dentro del país y la falta de un diálogo genuino entre el gobierno y la oposición dificultan una solución pacífica a la crisis que ha azotado a Venezuela durante más de una década.
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