Las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos siguen tensas a raíz de la creciente deportación de colombianos desde el país norteamericano. En un nuevo capítulo de la disputa, el presidente, Gustavo Petro, ha propuesto una solución inédita y polémica: utilizar cruceros para trasladar a los deportados de EE. UU. a Colombia.
Declaraciones a medio internacional
Petro, en declaraciones realizadas a la cadena Univisión, explicó que, si el número de deportados sigue aumentando, el Gobierno colombiano enviaría barcos para llevar a sus ciudadanos de vuelta al país.
Según el mandatario, un crucero podría transportar entre 1.000 y 6.000 personas, lo que permitiría resolver «mucho más fácilmente» el problema de la repatriación masiva.
La propuesta llega en medio de una creciente crisis diplomática entre ambos países, que comenzó el 26 de enero, cuando Colombia rechazó la llegada de dos vuelos de deportados enviados por EE. UU. debido a que los migrantes llegaban esposados.
Esta situación desató una serie de medidas sancionadoras de parte de Washington, que incluyó la imposición de un arancel del 25% a los productos colombianos y restricciones en materia de migración y viajes.
Como respuesta, el presidente Trump ordenó aranceles y otras medidas punitivas, mientras que Petro reaccionó con una medida similar.
Colombia aceptó la deportación
Sin embargo, tras intensas negociaciones, ambos gobiernos llegaron a un acuerdo, y Colombia aceptó la deportación de sus ciudadanos sin restricciones, incluyendo los vuelos militares de regreso. A pesar del acuerdo, las tensiones entre los dos países no han desaparecido por completo.
En paralelo, la Embajada de Estados Unidos en Bogotá reanudó el pasado viernes la atención consular, que había sido suspendida como parte de la presión diplomática, condicionada a la aceptación de los vuelos de deportados.
Los primeros vuelos llegaron el martes y miércoles de la semana pasada, dando inicio a la implementación del acuerdo.
La propuesta de utilizar cruceros para repatriar a los deportados ha generado reacciones divididas, tanto dentro de Colombia como en el ámbito internacional.
Mientras algunos lo ven como una solución creativa a un problema de gran escala, otros cuestionan la viabilidad y la dignidad de esta alternativa.
Sin embargo, lo que está claro es que la relación entre ambos países sigue siendo un tema candente y de alto impacto en la política exterior de Colombia.
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