La cáscara de huevo es un subproducto que, lejos de ser solo un residuo, posee una gran cantidad de propiedades que la convierten en un aliado versátil para la salud y el hogar.
Rica en nutrientes esenciales como calcio, magnesio, fósforo, selenio y zinc, además de contar con una membrana interna cargada de colágeno, la cáscara de huevo es mucho más que un simple desecho.
Propiedades para la salud
Consumir cáscaras de huevo, bien procesadas, puede ofrecer una serie de beneficios para el cuerpo. Los expertos señalan que, gracias a su alto contenido de calcio, estas cáscaras pueden ayudar a fortalecer dientes y huesos, siendo especialmente útiles en personas con problemas de osteoporosis o fragilidad ósea.
Además, su aporte en colágeno favorece la salud de la piel, el cabello y las articulaciones, ayudando a prevenir dolores articulares y promoviendo la regeneración del cartílago.
Otro beneficio interesante es su capacidad para reforzar el sistema inmunológico, gracias a los minerales y antioxidantes presentes en su composición. Por todo esto, muchos nutricionistas recomiendan su consumo regular, aunque siempre con precaución.
¿Cómo consumir la cáscara de huevo?
Para aprovechar todos estos beneficios, es importante preparar las cáscaras de forma adecuada. Primero, lave bien las cáscaras y déjelas secar.
Luego, debe triturarlas o pasarlas por la licuadora hasta obtener un polvo fino. Este polvo puede ser añadido a tus bebidas, como jugos o batidos, o incorporado en sopas y otros alimentos.
Se recomienda consumirlo con moderación, ya que, al ser tan rico en calcio, el exceso podría interferir con la absorción de otros nutrientes esenciales. Pero los usos de la cáscara de huevo no terminan en la salud humana. También se ha convertido en un excelente fertilizante natural para las plantas.
El calcio presente en las cáscaras fortalece las raíces y favorece un crecimiento más robusto. Además, su aplicación ayuda a prevenir plagas y mejora la textura del suelo.
¿Cómo usarla para abono?
Si deseas utilizar la cáscara de huevo como abono, el proceso es sencillo. Primero, lave y deje secar bien las cáscaras al sol. Luego, tritúrelas junto con café en polvo y arroz crudo, siguiendo la proporción de 20 cáscaras de huevo, 1 cucharada de arroz y 2 de café.
Una vez triturado, deje macerar la mezcla en agua durante uno o dos días. Después, puede aplicar el abono en la tierra de sus plantas, y en poco tiempo verá resultados notables como hojas más verdes y frutos más grandes.
Es importante tener en cuenta que el exceso de calcio puede ser perjudicial, por lo que es recomendable no excederse en la cantidad o la frecuencia de uso, tanto en la salud como en el jardín.
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